lunes, 21 de abril de 2014

En el Camino

Muchas veces, echo la mirada atrás hacia algunos trabajos que hice y tengo sensaciones de todo tipo. Unas veces el resultado fue bueno y otras veces no tanto. En la vida, hay que ser humilde y reconocer que todo es mejorable. Subir sin importar donde esté la cima o andar importándote únicamente el camino debe ser siempre el objetivo. La emoción está en explorar nuevos senderos. Eso me pasó hace tiempo con un trabajo que realicé para un concierto del coro en el que canto. Canticum Canticorum, con textos basados en el Cantar de los Cantares referentes al amor y a las emociones que lo envuelven.


Hace unos días hablaba de que me inspiré en los antiguos manuscritos medievales para realizar la portada de un libro. Ésa no fue la primera vez. Para realizar este cartel, pasé toda una tarde buscando imágenes que pudieran representar los sentimientos que despertaban las piezas que íbamos a cantar. Miré y miré hasta que me topé con ésta.



Los días siguientes los pasé pintando la imagen, trazando con el pincel cada hoja, cada tallo y cada flor. No me veía alcanzando una meta o un resultado, sólo se trataba de representar a esos dos amantes entrelazados que, con un beso, sellaban su unión más allá de la palabra siempre.



El resultado me dejó muy satisfecha. Lo reconozco como uno de mis mayores aciertos. Y tiene gracia porque, si antes hablaba de estar siempre en el camino, donde ha acabado es en el pasillo de mi casa, donde esos dos amantes son testigos de mis idas y venidas, de mis intenciones cada vez que me pongo en marcha y de lo que traigo en mis regresos.